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Nunca antes en toda nuestra historia los seres humanos hemos puesto tanto interés en las prácticas que cuidan nuestra salud emocional y corporal. Desde hace varias décadas; conceptos como el mindfulness, la respiración consciente, la alimentación intuitiva o las terapias somáticas se han vuelto temas recurrentes en los debates sobre la salud integral de las personas. Dentro de este fenómeno, el tantra -una tracción con miles años procedente de la India que engloba cuerpo, mente y energía- ha ganado mucha popularidad (en especial, dentro del terreno de la sexualidad). El llamado sexo tántrico suele mencionarse como una forma de intimidad prolongada, intensa y casi “mística”. Sin embargo, alrededor de este término existe una mezcla de mitos, suposiciones y malentendidos que pueden confundir más que aclarar. La mayoría de las personas asocian el tantra con prácticas completas, rituales inalcanzables o una especie de magia erótica. Nada más lejos de la realidad... Lo cierto es que el tantra se basa en elementos tan simples como la presencia corporal, la respiración, la conexión emocional y la conciencia corporal. A lo largo del siguiente post, vamos a explicar qué es realmente el sexo tántrico; cómo funciona la respiración como herramienta central; qué posturas pueden favorecer una conexión más consciente y, por último, qué errores suelen cometer quienes se acercan a esta práctica por primera vez. También analizaremos cómo se ha reinterpretado el sexo tántrico dentro del sector de las webcams eróticas.
Lo primero de todo: es importante aclarar que el sexo tántrico no es una técnica sexual en sí. Contrario al sexo común (por lo general, enfocado en alcanzar el orgasmo rápidamente o en mejorar el rendimiento sexual); el sexo tántrico tiene como objetivo que la pareja disfrute del momento con calma, consciencia y conexión profunda. Es decir, su meta no es “llegar al final”, sino que los participantes en el acto sexual sientan más, conecten más y estén totalmente presentes en el lugar. Desde esta visión, el sexo se convierte en un espacio de exploración y crecimiento en lugar de solo descarga. No se trata de durar más ni de conseguir orgasmos más intentos... Sin embargo, muchas parejas que practican el sexo tántrico reportan que experimentan ambos efectos como consecuencia natural. Lo primordial es transformar la manera de relacionarse: pasar del “hacer” al “ser”. Una de las ideas equivocadas más frecuentes respecto al sexo tántrico es pensar que este exige técnicas complejas, posturas acrobáticas o rituales que requieren años de práctica. En realidad, el primer paso del tantra es tremendamente sencillo: reducir la velocidad y sentir. Cuando se disminuye el ritmo del acto sexual, se abre un espacio donde la mente deja de anticiparse el cuerpo comienza hablar.
Si hay un elemento que resume la esencia del sexo tántrico es la respiración consciente. Aunque pueda sonar un poco sorprendente, lo cierto es que para la tradición tántrica la respiración es la conexión directa entre el cuerpo y la mente, entre la sensación y la energía. En el sexo cotidiano, la mayoría de las personas respiran de forma superficial, acelerada o incluso la contienen sin darse cuenta. Esto limita la percepción de las sensaciones corporales y aumenta la tensión interna. En cambio, cuando la respiración es profunda y rítmica: el sistema nervioso se relaja, la mente se calma, la sensibilidad física crece y, en general, la interacción con la pareja se vuelve más fluida e intuitiva. La respiración del sexo tántrico incluye estos tres componentes esenciales:
1. Respirar desde el abdomen: respirar de forma diafragmática oxigena mejor el cuerpo y permite sentir profundamente la zona del bajo abdomen y la pelvis. Para el tantra, en estas zonas del cuerpo se ubican centros de energía muy importantes.
2. Sincronizar la respiración con la pareja: esto no se hace de manera forzada ni milimétrica. Se trata de observar el ritmo de la pareja y encontrar un punto de encuentro. Este simple gesto genera una sensación de unidad difícil de describir con palabras.
3. Alternar ritmos: algunas tradiciones tántricas proponen alternar respiraciones lentas con respiraciones ligeramente más intensas para movilizar la energía. No se trata de una técnica milimétrica. Más bien, nos invita a explorar.
Lo fascinante de la respiración tántrica es que transforma por completo las relaciones íntimas y profundiza la relación de las parejas. Cuando dos personas se miran, se escuchan y respiran juntas, algo en la comunicación cambia. El cuerpo deja de ser un instrumento para el placer y se convierte en un lenguaje en sí mismo.
Contrario a lo que solemos imaginar, el tantra no da prioridad a la variedad de las posiciones sexuales. En realidad, se centra en fomentar aquellas posturas que promueven la conexión emocional, el contacto visual y la comodidad de los participantes. Además, las posturas sexuales del tantra también se caracterizan por dejar un espacio para la respiración sincronizada de las personas involucradas. A continuación, te mostramos algunas de las posturas más populares del sexo tántrico. Para llevarlas a la práctica, no es necesario tener una fuerza física especial (como sí necesitan los actores de cine adulto o las modelos de webcams porno para llevar a cabo sus escenas o shows):
a) Postura del abrazo sentado (o Yab-Yum en el tantra clásico): es la postura más representativa del tantra. Una persona se sienta con las piernas cruzadas o ligeramente abiertas. La otra se sienta sobre sus piernas, pecho con pecho y brazos alrededor del cuerpo del otro. Es una posición sexual profundamente íntima, ya que permite mirarse a los ojos sin esfuerzo, respirar juntos y mantener un ritmo tranquilo y consciente. Más allá del componente físico y sexual, esta postura simboliza la unión de energías. Es un espacio donde los latidos se sienten, los pensamientos se calma y el cuerpo entra en un estado de meditación.
b) Postura lateral o “cucharita consciente”: esta posición es una variación lenta y relajada del abrazo lateral. Permite sentir el calor de la otra persona; sincronizar la respiración y moverse sin tensión. Se recomienda para aquellas personas que buscan un enfoque sexual suave o quieren explorar el sexo tántrico sin posturas frontales.
c) Postura del loto reclinado: ambas personas se tumban ligeramente inclinadas una hacia la otra, con las piernas y los brazos entrelazados. Es cómoda, íntima y permite mantener contacto visual. Esta postura favorece la quietud y la sensación de “derretirse” juntos.
d) Postura del abrazo sobre la cama: cualquier posición en la que los cuerpos se abrazan y los movimientos son lentos puede considerarse tántrica. A diferencia de lo que sucede en el cine para adultos o las webcams de sexo, la estética no importa en el sexo tántrico...¡La conexión es lo importante! Como ya hemos indicado, en el sexo tántrico las posturas sexuales son un vehículo que nos permite conectar con la otra persona. La elección debe basarse en la comodidad y en la capacidad de mantener presencia.
La mayoría de las dificultades que se encuentran las personas que quieren probar el sexo tántrico se deben a expectativas poco realistas o a intentos de aplicar técnicas sin el enfoque correcto. Estos son los errores más comunes que comenten los principiantes del sexo tántrico:
1. Creer que el tantra mejorar su rendimiento sexual: aunque pueda darse el caso, lo cierto es que el sexo tántrico no está pensado para hacernos “duras más” en la cama ni para lograr orgasmos más potentes. Si el objetivo es puramente técnico, se pierde la esencia.
2. Ir demasiado rápido: el sexo tántrico no se aprende de la noche a la mañana. Reducir la velocidad es uno de sus fundamentos, pero a muchas personas les cuesta porque no están acostumbradas a un ritmo emocionalmente consciente.
3. Forzar la respiración o las posturas sexuales: la respiración tántrica debe ser un proceso totalmente natural. Lo mismo ocurre con las posiciones: si el cuerpo está incómodo, la energía no fluye. Así que, olvídate de probar posturas imposibles, como las que hacen tus actrices porno o modelos de webcams adultas favoritas.
4. Obsesionarse con el resultado: la única manera de practicar tantra es soltando la expectativa. No hay metas, no hay “correcto o incorrecto”. Lo que importa es la experiencia compartida.
5. Copiar versiones simplificadas o sexualizadas de Internet: muchos contenidos en redes sociales o plataformas para adultos presentan el “tantra” como una coreografía erótica muy estilizada, que poco tiene que ver con la verdadera práctica.
Durante los últimos años, algunas plataformas de videochats porno han adoptado el lenguaje del tantra como recurso estético o comercial. Aquí es fundamental distinguir entre:
a) El tantra como práctica consciente: íntima y meditativa.
b) El tantra como imagen o fantasía: utilizada para generar un ambiente espiritual y erótico dentro de los shows de webcams.
El sexo tántrico suele presentarse en los videochats eróticos como movimientos lentos, iluminación suave, respiración profunda y posturas evocadoras. Sin embargo, en la mayoría de los casos no se trata de tantra auténtico. Por lo general, es una reinterpretación visual que busca transmitir calma o sensualidad. De hecho, se centra mucho más en la estética que en la consciente y no suele incorporar los componentes meditativos del sexo tántrico real. El problema surge cuando los espectadores creen que eso es tantra, lo intentan reproducir y se frustran porque no logran la conexión prometida. El verdadero tantra: no se crea para espectadores y dependen de la conexión emocional y energética, no de lo visual. El contraste entre el tantra auténtico y su versión en los medios para adultos refleja un fenómeno más amplio: la comercialización de conceptos espirituales. Lo positivo es que este interés visual ha despertado mucha curiosidad entre la población. En la actualidad, la representación del sexo tántrico en las webcams para adultos ha provocado que muchas personas terminen buscando información más profunda tras ese primer con tacto superficial.
El sexo tántrico no es una técnica compleja ni un ritual complejo reservado para unos pocos afortunados. Ante todo, es un camino de presencia... Una invitación a ralentizar, escuchar, respirar y conectar con la otra persona desde un punto más consciente y sensorial. En una sociedad dominada por la velocidad y la presión por rendir más en la cama, el sexo tántrico nos ofrece un espacio de silencio, de calma, de autenticidad emocional. No necesita velas exóticas, música espiritual ni posturas complicadas: ¡basta con dos personas dispuestas a estar presentes! En pareja, en las cámaras de sexo en vivo, en solitario o como una filosofal de vida, el tantra tiene el poder de transformar nuestra sexualidad, la forma en la que sentimos, cómo amamos y nos relacionamos.