La pornografía es una industria que mueve miles de millones de dólares al año. Gracias a este sector miles de actores, actrices, modelos de webcams porno, así como todas las personas que están detrás de ellos han logrado tener un trabajo con unos honorarios muy por encima de la media. No obstante, como cualquier otra industria también esta tiene sus tu parte negativa. Principalmente, que puede afectar a la salud mental y estabilidad económica de las actrices del cine porno. A estas alturas, y con todo lo que se ha escrito y dicho, para nadie es un secreto lo difícil que lo tienen muchas actrices que han querido cambiar de profesión como es el caso de la ex estrella Mia Khalifa.
Adaptarse a un nuevo mundo después de años delante de las cámaras supone en muchos casos un verdadero reto mental para ellas. Enfrentarse al estigma social, a la cosificación de sus cuerpos, a la dificultad para encontrar un nuevo trabajo termina repercutiendo en su estabilidad emocional y en su salud financiera, cuando dejan los sets de rodaje. Sin embargo, muchas otras a pesar de conocer los problemas que les pueden esperar en el futuro prefieren seguir en la industria del porno para sacar el máximo rédito a su belleza. Algunas de ellas, como es el caso que nos atañe hoy, deciden seguir trabajando como actrices pese a que además se enfrentan a otro problema del que poco se ha hablado: su salud física. El deterioro que sufren sus cuerpos tras verse sometido a extenuantes jordanas de rodaje.
Ganadora de múltiples premios AVN (consideradores, Los Oscars del cine para adultos), XBIZ y XRCO, esta joven de 31 años, afirma que sufre intensos dolores debido a las escenas en las que participa. Adriana Chechik, quien entro en el cine para adultos en 2013 tras probar primero en las webcams porno, asegura que sufre horribles lesiones musculares y óseas provocadas por años de intenso trabajo en la pornografía. Esta hermosa norteamericana no ha dudado en contarlo recientemente en The Plug Podcast, un canal de Instagram que se encarga de realizar entrevistas a los actores y actrices del cine para adultos.
Adriana Chechik cuenta con millones de seguidores en su cuenta de Instagram. No obstante, no se cortó ni un pelo y revelo como el trabajo en la pornografía ha afectado seriamente a su estado físico. «Desde que participo en escenas de sexo oral, tengo fuertes dolores en el cuello. En realidad, lo tengo realmente jodido. Tengo un nervio pinzado, y algunas vértebras de mi columna están fuera de su sitio», señala la pornstar. Según la joven, estas lesiones se deben a las posturas tan complicadas que tiene que realizar durante los rodajes. Posiciones en las que sus compañeros de grabación ejercen mucha fuerza y presión sobre ella.
A nadie se le escapa que una de las razones por las que la pornografía resulta ser un producto tan consumido es por las escenas que nos muestra. Escenas repletas de posturas casi imposibles y de sexo realmente extremo. Pese a que las estrellas del porno suelen estar en buena forma, su cuerpo, tarde o temprano, se resiente. «Siempre intento evitar hacerme daño. Incluso, lo comento con mis compañeros antes de que grabemos la escena. Pero al final resulta imposible. Es como tener una lucha en la arena, pero más sexy», prosigue. La actriz y es modelo de webcams porno, cuyo nombre real es Dzarae Kristina Charles, ha participado en más de 1000 películas desde que debutará en 2013. Por esta razón, resulta más que comprensible que su cuerpo, a pesar de solo tener 31 años, este dando muestras de fatiga.
A pesar de estas declaraciones, la estadounidense afirma que no tiene pensado abandonar la pornografía. Sus planes son seguir trabajando en este sector hasta que su edad se lo impida. Hasta que deje de ser una actriz porno atractiva y, por tanto, rentable tanto para sus jefes como para ella misma. Mientras tanto, seguirá peleando contra las molestias físicas. «Este trabajo es duro, pero está muy bien pagado. Me lo tomo como si fuera una atleta de alto rendimiento. Me alimento bien, hago deporte y dueto todo lo que puedo. Como si fuera una jugadora de rugby», continua.
«Tras cada película, utilizo uno de los métodos más comunes de los deportistas de elite. Me meto en la bañera con agua y hielo hasta que no siento los dolores. Además, suelo ir al masajista y al médico casi todas las semanas. Son muy profesionales, y me ayudan mucho con los dolores de cuello, columna y otras áreas», aseguro en el podcast. Por último, Adriana considera que tampoco quiere dejar el porno por cariño a sus fans y por motivos económicos. La actriz tiene millones de fans en Instagram, Facebook y OnlyFans. «A pesar de los dolores seguiré en esto», dijo. La estadounidense es consciente de que se encuentra en la cima de su carrera. Recibe unos honorarios muy elevados en las películas que participa. Además, es una de las estrellas que más beneficios obtiene en su cuenta de Onlyfans. Sitio en el que ofrece contenidos como fotografías, videos de webcams porno y artículos como lencería íntima por un precio muy rentable.